Nuevo León, El Laboratorio Electoral
Por: Jesús E. Ramírez Ramírez (La Casa Redonda).- A unos cuantos días de que se lleven a cabo elecciones en todo el país, en las que se renovarán 500 diputaciones federales y 9 gubernaturas así como una importante cantidad de alcaldías y regidurías, los ojos están puestos en el estado de Nuevo León, elección en la que las encuestas le dan ventaja a El Bronco, primer candidato independiente después de la reforma política en el país.
No es un tema simple, sino todo lo contrario, el vertiginoso ascenso del ex alcalde priista Jaime Rodríguez “El Bronco” hoy candidato ciudadano se explica, entre otras cosas, por el fuerte respaldo que tiene de una porción de la tradicional clase empresarial neolonesa, que a estas alturas ha logrado concitar la mayoría de las simpatías en aquella entidad, en torno a un personaje que estuvo militando por más de 30 años en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que tras su salida, se ha dedicado a impulsar la democracia desde su muy particular trinchera ciudadana.
Luego de la reforma política impulsada por todos los partidos así como de organizaciones sociales, este año se concretó en Nuevo León la primera candidatura ciudadana a un gobierno estatal en la figura de El Bronco, a quien la ley le pedía 106 mil firmas para el registro y validación de su candidatura, y juntó en poco tiempo más de 350 mil. (Revista Proceso, 7 de Mayo 2015).
Con un discurso fácil, al ser oposición, y con bastante habilidad en el manejo de redes sociales, el candidato ciudadano logró posicionarse rápidamente en el ánimo y aspiraciones de la gente que ya está harta del desempeño de los partidos políticos. Hasta manifestarse un inusual fenómeno denominado «broncomania».
Sus arengas son muy parecidas a las vertidas por el ex presidente Vicente Fox: “Ayúdame a extirpar del gobierno a los partidos políticos sinvergüenzas y corruptos, que son el tumor canceroso que ha dado origen a todos los males que tenemos en el país. Las reglas impuestas por el PRI y el PAN, contra los ciudadanos son injustas y disparejas, aun así le voy a entrar” decía y repetía con insistencia desde el inicio de su campaña.
Lo anterior, ha provocado que en sus mítines, los asistentes se le acerquen y le den en propia mano, billetes de distintas denominaciones, desprendiéndose los simpatizantes a su causa, de una parte de su propio patrimonio: su salario, para donarlo a quién consideran necesita recursos para ganar la contienda y que no lo hace en piso parejo, ante el bipartidismo que tradicionalmente obtiene en triunfo electoral.
Sus líneas discursivas cuentan con bastante fuerza, aquella que le da el no pertenecer a ninguna estructura de partido, han atraído la atención de propios y extraños al grado tal que, en pleno ascenso, el PRI echó a andar a las fieles televisoras para confeccionar una típica campaña negra que por cierto, no ha funcionado.
Pareciera que el blindaje de las redes sociales surte efecto ante la aplanadora informativa de las dos cadenas nacionales de televisión que, en sus horarios estelares, despliegan una tormenta de mensajes difamatorios sin surtir efecto,
pues las últimas mediciones de intención del voto, dan como favorito a El Bronco.
Recuerdo que una de estas estrategias tenía la intención de demeritar su figura poniéndolo ante el mercado electoral, como un macho golpeador, en voz de su ex mujer alentada por el gobierno estatal y la candidata tricolor -como lo denunció el Bronco-, para que viniera a contarnos diez años después que terminó su relación con él porque la golpeaba, pero «las broncas» (mujeres simpatizantes a su candidatura) que para ese momento ya eran muchas desdeñaron ese «infundio» y lo arroparon «lo queremos para gobernador, no para marido».
Un eventual triunfo de este candidato independiente a una gubernatura, o el sólo hecho de su participación en el contexto que se desarrolla, ha cuestionado ya al Sistema Electoral Mexicano, y seguramente en el futuro inmediato habrá de tener repercusiones importantes, como un cambio en las reglas de participación de este tipo de candidaturas y desde luego en una crisis de partidos que ya no puede ocultarse y requiere una salida. Porque quedaría claro que ya no serían los partidos la única vía para producir gobierno.
¿Será Nuevo León el preámbulo de una nueva era de gobiernos sin partidos? ¿será la antesala de lo que pudiera ser el camino para un candidato independiente a la presidencia de la república, quizás en el 2018?.
Esa historia está por escribirse, y mientras eso sucede, no perdamos de vista lo que está aconteciendo en la fronteriza entidad, una de las más pujantes cuya economía es bastante estable.